Inteligencia emocional en casa, escuela y oficina

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En muchos delitos, el móvil no fue la necesidad ni la planeación, sino una emoción mal controlada: celos, ira, frustración, vergüenza, miedo o venganza. Basta un empujón emocional para convertir un conflicto menor en una tragedia. 

En la calle, en el hogar, en la oficina o en la escuela, la falta de inteligencia emocional (IE) está detrás de muchos delitos cotidianos: agresiones, homicidios, violencia de género, bullying, fraudes, estafas, violencia laboral, etc.

La inteligencia emocional, concepto desarrollado por Daniel Goleman, incluye:

      • Autoconciencia
      • Autocontrol
      • Empatía
      • Habilidades sociales
      • Motivación


Cuando no se desarrolla, predominan las reacciones impulsivas, la baja tolerancia a la frustración y la imposibilidad de reconocer emociones ajenas. Esto lleva a decisiones destructivas, tanto en víctimas como en agresores.

Ejemplos cotidianos:

      • Un cliente que golpea a un empleado porque “no le resolvió a tiempo”.

      • Un adolescente que agrede a otro en redes sociales porque lo ignoró.

      • Un empleado que roba porque se sintió “menospreciado” por su jefe.

      • Una pareja que agrede porque no sabe comunicar su enojo sin violencia.


¿Cómo la inteligencia emocional previene delitos?

      1. Reduce las conductas impulsivas: el autocontrol es un freno al “acto sin pensar”.

      2. Mejora la comunicación: evita malentendidos que pueden escalar.

      3. Fomenta la empatía: entender al otro inhibe la violencia.

      4. Disminuye el estrés tóxico: clave en ambientes escolares, laborales o comunitarios.

      5. Fortalece la autoestima: menos necesidad de validación violenta o delictiva.


Diversos estudios en México muestran cómo la falta de habilidades emocionales está relacionada con la deserción escolar, violencia intrafamiliar, suicidio y delitos juveniles.

Por ejemplo, en entornos escolares, la falta de programas socioemocionales ha detonado violencia entre estudiantes y ataques fatales como los ocurridos en CCH o secundarias del país.

En prisiones mexicanas, un alto porcentaje de internos reconoce haber cometido su delito “en un momento de rabia”.

5 acciones urgentes para fomentar la inteligencia emocional en favor de la prevención del delito:

      1. Incluir la educación emocional en escuelas y empresas, no solo como actividad formativa, sino como política de prevención.

      2. Capacitar a padres, docentes, jefes y líderes para que sean modelos de autocontrol, empatía y resolución pacífica de conflictos.

      3. Instalar protocolos de manejo emocional en situaciones de crisis: saber cómo actuar ante insultos, amenazas o provocaciones.

      4. Fomentar campañas públicas que visibilicen las emociones y enseñen a gestionarlas. No es “de débiles” pedir ayuda o reconocer la tristeza.

      5. Integrar la inteligencia emocional en programas de seguridad y cultura de paz, con perspectiva comunitaria, laboral y familiar.


El delito no siempre viene del crimen organizado: muchas veces viene de una persona que no supo qué hacer con su enojo, su miedo o su dolor. La seguridad comienza en el interior de cada uno. Porque sin control emocional, no hay prevención efectiva ni convivencia duradera.

 

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