Las ideas innovadoras para combatir la violencia y delincuencia forman parte integral de la labor policial moderna y de los grupos colaboradores en seguridad; sus campañas de comunicación y publicidad, no obstante, generalmente se orientan, en mayor medida, a difundir aspectos preventivos y sus logros, sin hacer mucho énfasis en enviar mensajes disuasivos, claros y directos a los delincuentes.
En forma similar a cualquier campaña publicitaria comercial, que tiene el propósito de persuadir a un público objetivo a comprar un producto, a través de la publicación de información, cambiando así su comportamiento de compra, las campañas en materia de prevención de delitos, enfocadas a potenciales víctimas o delincuentes, deben exponer información para influir en su proceso de toma de decisiones a futuro.
Campañas enfocadas en consecuencias legales, o que hacen un llamado a la moral, tales como “Si tomas no manejes” o “El exceso de velocidad mata”, no logran el impacto deseado en las personas, ya que éstas consideran que no aplican a ellas y las desestiman por considerarlas irrelevantes.
Si observamos los resultados de las campañas de conducción segura de vehículos, señalamientos y advertencias de límites de velocidad, previas a las modificaciones al reglamento de tránsito y la instalación de cámaras y la aplicación de multas, debemos reconocer que han tenido éxito, más que por la conciencia de prevención, por el temor a la infracción.
Las estrategias de prevención de delitos parten de la premisa que los delincuentes son individuos racionales, que buscan el máximo beneficio con el mínimo riesgo, por lo que el informar a los posibles delincuentes respecto de los riesgos que enfrentan, constituye un componente importante y fundamental.
Si bien una campaña de publicidad para prevenir delitos puede apoyar los esfuerzos de la policía y sus colaboradores, ésta debe ser perfectamente planeada, diseñada e implementada porque puede, en su defecto, aumentar el temor al crimen y crear una percepción inadecuada que transmita la creencia errónea, entre la gente, de la necesidad de un mayor nivel de vigilancia.
Las campañas dirigidas a delincuentes logran tener éxito, no cuando amenazan con una sanción a futuro, sino cuando amenazan con la detección y el arresto. Resultan mayormente disuasivas cuando ponen en la mira delitos en específico y se enfocan en un sector geográfico definido, ya que de esa manera los delincuentes toman más en serio el mensaje.
Una campaña exitosa dirigida a delincuentes considera:
- Publicitar el aumento de los riesgos y la disminución de las recompensas.
- Evitar apelar a la moral, poniendo énfasis en la posibilidad de ser inmediatamente descubierto y arrestado.
- Colocar el mensaje en un lugar donde los delincuentes lo puedan ver.
- Estar enfocado a delitos en específico.
- Situarse en un sector geográfico pequeño.
- Ser oportuna y pertinente.
Resulta importante que el mensaje sea pertinente, sobresaliente y oportuno, buscando educar y advertir a las personas, más que amenazarlas, evitando utilizar mensajes o imágenes que perturben las emociones; es recomendable, a fin de lograr un mayor impacto, que posean un diseño profesional e implementen la imagen y logotipo de la instancia que las promueve o apoya.
Este tipo de campañas resultan muy económicas cuando se utilizan anuncios mediante carteles, rótulos y volantes publicitarios, colocados y distribuidos en alianza y colaboración entre la policía y las personas de la comunidad quienes, además, pueden contribuir con aportaciones en dinero o especie para la adquisición e impresión de los materiales.
Considera iniciar una campaña de publicidad anticrimen en tu comunidad. Para que tengas una mejor perspectiva de cómo hacerlo, te recomendamos leer la publicación Campañas de publicidad para la prevención del crimen, de la Oficina de Servicios Policiales Orientados a la Comunidad, del Ministerio de Justicia de los Estados Unidos.
Si desarrollas mensajes exitosos o tienes algunas ideas al respecto, compártelos con nosotros para hacerlos llegar al resto de los lectores.