De acuerdo con informe que data desde 2012 Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe 2012 de ONU-Habitat, en América Latina, la región más urbanizada del mundo, la tasa de población urbana llegará a 89% en 2050. Alrededor de 90% de la población de Brasil y los demás países de Sudamérica, a la fecha y siguiendo sus proyecciones, viven en ciudades, considerando que actualmente existen 55 metrópolis con más de un millón de habitantes en la región.
El cono sur conforma la región donde una mayor proporción de su población vive en ciudades, seguido por los países andinos y México, que tiene actualmente una tasa de 85%. Le siguen finalmente el Caribe y Centroamérica.
El número de ciudades en toda la región aumentó 6 veces en los últimos 50 años, con 55 metrópolis con más de un millón de habitantes hoy en día. Prácticamente la mitad (47.5%1) de la población urbana, unas 308 millones de personas, viven en ciudades con menos de 500,000 habitantes y un 38.5%1, es decir 249 millones de personas, reside en mega ciudades.
El crecimiento demográfico y la urbanización han perdido fuerza de igual forma que la migración del campo a la ciudad: la evolución demográfica tiende a limitarse a un crecimiento natural. Las ciudades ahora son menos compactas y continúan expandiéndose físicamente aunque sin sustentabilidad, no obstante la desaceleración demográfica.
Según la Cepal, y debido al impacto de la pandemia del COVID-19, la región requerirá una fuerte intervención de políticas públicas para alcanzar las metas de la Agenda 2030 y de la Nueva Agenda Urbana pues más del 70% de los indicadores arrojan tal requerimiento, indicando que para 2021 existen 86 millones de personas en condiciones de pobreza extreama, 5 millones más que durante 2020, mientras que el número total de personas en situación de pobreza pasó de 204 a 201 millones.
Por todo ello, las ciudades registran altos índices de violencia e inseguridad que resulta evidente que van más allá de la capacidad de respuesta de los gobiernos.
Ante estos escenarios, ¿qué panorama podríamos pronosticar a futuro en nuestra propia ciudad? ¿Seremos acaso una nueva generación de seres urbanos, viviendo como seres rurales?
Valdría la pena reflexionar estos aspectos en muchos sentidos, pero principalmente en el de la seguridad y concretamente en el de la prevención de delitos, ya que en la medida en la que logremos hacer un frente común y organizado ante la delincuencia –que no es en sí un grupo de personas, sino un fenómeno social que nos impacta y carcome día con día– podremos apostar a vivir en ciudades que nos otorguen la calidad de vida mínima necesaria y las condiciones de seguridad que todos deseamos, anhelamos y merecemos.
No existen atajos para ello, es preciso trabajar y forjarnos hoy con seguridad, el escenario que dejaremos el día de mañana a nuestros hijos.
1 PNUMA, 2021: El Peso de las Ciudades en América Latina y el Caribe: Requerimientos Futuros de Recursos y Potenciales Rutas de Actuación. Resumen para tomadores de decisiones