Transculturación y prevención

Newsletter - Transculturación y prevención

Muchos de nosotros vivimos aquellos tiempos en los que salíamos a caminar sin preocupación en el vecindario, jugábamos en las calles, conocíamos a nuestros vecinos y, en general, confiábamos en los demás. Vivíamos, sin mayores preocupaciones, dentro de una cultura de paz.

Hoy en día, y debido a la inseguridad, salimos lo indispensable, evitamos que los menores jueguen en las calles, no conocemos a nuestros vecinos, desconfiamos prácticamente de todo y de todos y, en sí, vivimos preocupados de que algo malo nos suceda, en una cultura de violencia.

Al parecer, aunado al fenómeno de la inseguridad, experimentamos otro fenómeno: el de la transculturación, que se presenta cuando un grupo social recibe y adopta las formas culturales que provienen de otro grupo, en un proceso gradual, donde una sociedad adquiere hábitos y costumbres de otra.

La transculturación se suele referir a culturas distintas, de tal suerte, aquí debemos distinguir básicamente dos: la cultura del pasado, esa cultura de paz que tanto anhelamos y la cultura del presente, la de la violencia, esa de la que hoy tanto nos quejamos.

Observándolas debemos reconocer que, en lugar de haber evolucionado desde nuestra cultura de paz hacia una mejor sociedad, la cultura de la violencia, con todo lo malo que la caracteriza, está acabando con todo lo bueno que algún día se tuvo.

No obstante, aún existe esperanza pues la violencia es algo aprendido y, como tal, puede ser desaprendido.

Para lograrlo, y contrarrestar la cultura de la violencia, es preciso educar a la sociedad.



Debemos educar principalmente a los niños y jóvenes y reeducar a los adultos. Debemos hacerlo en la teoría pero, además, en la práctica. Es decir, ya no sólo con palabras, sino predicando con el ejemplo.

Resulta imperativo que, quienes vivimos algún día en la cultura de paz, transmitamos todo lo bueno que tuvimos a las personas que hoy sólo conocen la cultura de la violencia, buscando esa transculturación, que logre posicionar el bien sobre el mal, para prevenirlas adecuadamente y evitemos que esta situación empeore.

La buena educación, en ese sentido, es el resultado de la suma de pequeñas acciones, palabras, gestos, aceptaciones y rechazos de actores, sujetos y situaciones que al influir positivamente en una persona ésta, a su vez, lejos de utilizar la violencia como recurso, contará con una cultura de paz para usarla como discurso y ejemplo.

Si eres de los que gozaste de la cultura de la paz y sabes de qué estamos hablando, no pierdas tiempo y proponte ser parte del proceso de transculturación hacia la sociedad para una mejor prevención.



Algún día, ya lo verás, celebraremos juntos, lejos de la violencia, el vivir nuevamente dentro de una cultura de paz.

 

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