Superstición y prevención

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Infinidad de personas poseen la creencia, sin fundamento racional o científico, atribuyéndole un carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos, o simplemente pensando que algunos hechos o cosas, proporcionan buena o mala suerte.

Ser supersticioso en realidad no es algo malo, incluso, para muchos, les ayuda a manejar la ansiedad, al darles la ilusión de control ante la duda o el temor, no obstante, la superstición puede perjudicar a las personas en términos de salud al hacerlas creer que algunas pseudociencias o pseudoterapias funcionan, cuando no lo hacen en realidad y deciden no utilizar o abandonar los tratamientos médicos formales.

De igual forma, la superstición puede acarrear problemas económicos, cuando las personas, atraídas por personajes con supuestos dotes mágicos que les aseguran predecir su futuro, controlar el azar, les prometen poner fin a sus dolencias, enfermedades, resolver a su favor asuntos amorosos, negocios o alejar la mala suerte y evitar envidias, las hacen víctimas de fraudes o robos.

En torno a la superstición, existen productos milagrosos o servicios esotéricos que gozan, muchos de ellos, de excelente “reputación”, gracias a la fama que han ganado a lo largo del tiempo con clientes “satisfechos”, sin embargo, se han reportado casos de personas intoxicadas, algunas con consecuencias fatales, u otros de personas que acceden a llevar a cabo rituales en sus propias casas, donde son narcotizadas y despojadas de sus bienes.

La realidad es que en el mundo existen charlatanes al acecho de personas supersticiosas e incautas que operan, impunemente, día con día.

El Código Penal Federal mexicano establece en su Capítulo III en su Artículo 386, que “comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla, se hace ilícitamente de alguna cosa o alcanza un lucro indebido”, castigando con penas de prisión hasta de 12 años.

Esas mismas penas se impondrán de acuerdo con el Artículo 387, Inciso XV: “Al que explote las preocupaciones, la superstición o la ignorancia del pueblo, por medio de supuesta evocación de espíritus, adivinaciones o curaciones”.

Para evitar el tener una conducta supersticiosa, es recomendable:

      • Dejar de creer en la mala suerte.
        Es importante tomar el control de lo que hacemos en nuestras vidas, centrándonos en lo que podemos y debemos hacer para salir adelante.

      • Ser proactivo y decisivo.
        Al tener iniciativa y tomar decisiones, generamos con nuestras acciones bienestar, dejando a un lado las supersticiones.

      • Aprender a controlar la ansiedad.
        El ejercicio físico o la meditación conforman un mejor remedio que cualquier tipo de superstición.

En realidad, resulta inútil cualquier discusión sobre la veracidad de las supersticiones, no obstante, es indispensable permanecer alerta para no caer en trampas que puedan despojarnos de nuestros bienes o causarnos daños a la salud e integridad física.

Cree lo que tú quieras creer, pero sé precavido cuando el mundo espiritual te plantee exigencias relacionadas con el mundo material.

¿Qué opinas al respecto?

 

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