¿Qué hacer ante y con la corrupción?

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Uno de los grandes temas que deben abordarse urgentemente, como parte de la salida a los problemas de inseguridad, lo constituye sin lugar a dudas el tema de la corrupción. Un tema complejo y delicado, que forma parte de la vida diaria en muchos países y se convierte en un rasgo cultural que, al ser omnipresente, amenaza con convertirse en omnipotente.

La corrupción es un cáncer que poco a poco va minando la vida institucional, nos va transformando y genera un desprecio por la legalidad, dando paso al triunfo de la ilegitimidad y la inmoralidad, en una metástasis aparentemente irreversible, donde la voluntad ya no es el factor suficiente y necesario para combatirla.

Incluso, para muchos de quienes la ejercen, existen falsas justificaciones tales como la ineficiencia y arbitrariedad de las leyes y reglamentos gubernamentales, los bajos sueldos y salarios de los funcionarios públicos, el hecho de que el sistema funciona así y no existe otra opción, los tiempos de trámites y servicios de documentos, así como el consejo de los gestores, quienes aconsejan optar por esquemas corruptos para lograr objetivos.

Es preciso, ante ello, reflexionar y comprender los factores que han dado pie a su desarrollo y crecimiento, así como su arraigo en la vida nacional.

Hoy por hoy, no existe una fórmula para erradicar la corrupción, pero si pudiésemos señalar un decálogo de acciones para combatirla, valdría la pena considerar las siguientes:

1. Promover principios de Integridad.
A través de comportamientos y acciones basadas en normas morales y éticas, involucrando a individuos e instituciones. Dichos principios deben estar consagrados en los códigos de ética y conducta, así como en las políticas internas de toda institución y organización, amén de la formación familiar.

2. Impulsar la transparencia.
Divulgando información en forma abierta, en relación con reglas, planes, procesos y acciones. En ese sentido tanto los funcionarios de gobierno, así como gerentes y directores de empresas, tendrán el deber de actuar con transparencia, misma que propone a terceros, la posibilidad de monitorear su trabajo e intervenir en el momento en que se detecte alguna práctica indebida.

3. Rendición de cuentas.
Todo funcionario público puede ser obligado a rendir cuentas ante un tribunal o bien ante los representantes de las organizaciones no gubernamentales, defensoras del pueblo, quienes podrán tomar medidas legales contra ellos, por conductas indebidas donde, asimismo, las personas puedan ser quienes señalen a cualquier funcionario sospechoso de incurrir o facilitar práctica de corrupción.

4. Instrumentos anticorrupción.
Revisando a fondo y detalle la legislación, reglamentos, iniciativas, normas y actividades de monitoreo a nivel local, regional, municipal, estatal, nacional e internacional, para tener claros los lineamientos a seguir, con el fin de prevenir, detectar, sancionar y castigar actos de corrupción.

5. Identificación de riesgos.
Resulta fundamental el conocimiento de las prácticas corruptas y de factores que riesgo que propongan o favorezcan situaciones y escenarios de soborno, fraude, malversación, favoritismo, nepotismo, amiguismo, extorsión, abuso de facultades, colusión, complicidad o contubernio con el fin de facilitar su detección y castigo.

6. Establecimiento de políticas de cero tolerancia.
Promover la adopción de políticas rígidas en el sector público y privado, que garanticen un castigo ejemplar para todo aquel sujeto que incurra en prácticas de corrupción, so pena de inhabilitación permanente del ejercicio del servicio público, amén de infracción, multas o penas carcelarias. Considerando que delito que no se castiga, se repite.

7. Creación y fomento de comités y observatorios ciudadanos especializados.
A fin de crear un monitoreo social que propicie una serie de auditorías diseñadas a todo nivel, y en los distintos ámbitos de competencia, para combatir y erradicar las prácticas de corrupción mediante ejercicios de intervención ciudadana con organismos formales de contraloría social.

8. Fomento de la cultura de la legalidad.
Mediante programas de desarrollo educativo a nivel público, privado y social; en éste último sector, haciendo particular énfasis en niños y jóvenes para conformar, en ellos, el escudo suficiente con principios y valores que logre prevenirlos de incurrir o favorecer situaciones de corrupción mediante campañas en medios de comunicación, redes sociales e instituciones educativas. Es preciso despertar un espíritu de identidad y pertenencia a este tipo de cultura.

9. Promoción del intercambio cultural internacional.
Promover la generación y participación en encuentros de calidad con entidades internacionales, que favorezcan el intercambio de ideas y experiencias para combatir la corrupción a nivel público, privado y social.

10. Divulgación y reconocimiento.
Promover en los medios de comunicación y redes sociales la difusión de actos de corrupción que pongan en evidencia a los inculpados y de manifiesto las penas y castigos a los que se hacen acreedores, así como reconocer públicamente y estimular a personas o instituciones que hayan fungido como agentes de cambio social o representen casos emblemáticos que inspiren a otros a conducirse dentro de los lineamientos legales y del bien común.

¿Consideras algunas otras acciones para prevenir y combatir la corrupción? Envía tu valiosa opinión al respecto.

 

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