Pandillas y jóvenes

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Hablar de las bandas y pandillas, es hablar de los agrupamientos de jóvenes entre 12 y 24 años, que desde hace varias décadas han existido prácticamente en todo el mundo, construidos inicialmente en torno a una identidad territorial, reunidos en las calles como único espacio de socialización y conformados por personas de bajos recursos económicos.

En la actualidad, no obstante, estos grupos han evolucionado y están integrados, similarmente, jóvenes de medianos y altos recursos económicos, pero de bajos recursos morales.

En México, han sido identificadas diversas bandas que, dentro de sus “rituales de iniciación”, “aceptación” o “pruebas de lealtad”, obligan a sus miembros a realizar agresiones en contra de personas o a cometer diversos delitos, incluso algunos graves y de consecuencias fatales para las víctimas.

Para prevenirse de este tipo de pandillas, o bien prevenir el que algún joven se involucre en ellas, vale la pena considerar las siguientes recomendaciones:

Información.
Resulta fundamental el informarse e informar a los jóvenes respecto de la existencia de este tipo de bandas, los modus operandi que utilizan y advertir las señales que existen en torno a su actividad -ahora ya no sólo con pintas de graffiti en las calles, sino de manera virtual en redes sociales- a fin de evitar ser victimizado, atraído, involucrado o vinculado con alguno de estos grupos. Es importante hacerles ver que muchas personas que participan en juegos perversos o travesuras, acaban tras las rejas.

Observación.
Mantenerse alerta para observar si algún joven ostenta alguna indumentaria con símbolos o letras exclusivos o alusivos a estos grupos, tatuajes en su cuerpo, así como si presenta interés en la posesión de armas, cambios de actitud, reacciones violentas, cambios de amigos que no acuden a su casa, faltas de asistencia a clases, desempeño escolar deficiente, así como posesión inexplicable de cantidades importantes de dinero.

Intervención.
Considerando que los jóvenes se unen a estos grupos debido a que les ofrecen comprensión, apoyo y sentido de pertenencia, es importante intervenir oportunamente ofreciendo a los adolescentes atención, entablando un diálogo abierto con ellos, otorgándoles tiempo en cantidad y calidad, inculcándoles principios y valores, fomentando en ellos la cultura, el gusto por la lectura, el deporte y orientarlos a la búsqueda de modelos y héroes con roles positivos.

Reacción.
Ante la evidencia de participación de un joven en una pandilla, es recomendable apelar a alguna persona que le represente una figura de poder (padre, madre, tutor, maestro, mentor, sacerdote, amigo o vecino), a fin sensibilizarlo respecto de los riesgos en los que incurre al pertenecer a una banda, con el fin de disuadirlo y orientarlo a otro tipo de grupos y actividades.

Si te topas con algún miembro de una pandilla o eres agredido por uno de ellos, evita que las cosas pasen a mayores, considera que no se trata de algo personal en contra tuya y que existe la alta posibilidad de que hayas sido elegido al azar, como parte de un “juego”, un ritual de iniciación o como una víctima para obtener reconocimiento y, además, un poco de dinero.

A los pandilleros no se les combate con mayor violencia sino con inteligencia. En caso de un enfrentamiento y, sin la presencia de armas de por medio, considerando que no has sido sometido, opta por abandonar la escena, conmina a tus amigos a retirarse del lugar pacíficamente, acude a un lugar seguro y denuncia lo sucedido a las autoridades.

Para conocer más respecto del tema, te recomendamos la lectura del estudio Pandillas en el Siglo XXI: el reto de su inclusión en el desarrollo nacional, publicado por el Centro de Investigación y Estudios en Seguridad.

 

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