Una rutina blindada — Nuevos hábitos ante la inseguridad

Newsletter - Nuevos hábitos ante la inseguridad

La ENVIPE 2025 no sólo mide delitos, costos y percepciones. Este año, el estudio del INEGI pone el foco en algo más íntimo: cómo las personas modifican sus rutinas para evitar riesgos. Y lo que revela no es menor. Casi la mitad de la población cambió su forma de moverse, convivir y decidir, no por moda ni por eficiencia, sino por temor.

El 44.8% de los encuestados dejó de portar objetos de valor como relojes, tarjetas o efectivo. El 42.2% ya no permite que menores salgan solos. El 40.5% evita caminar de noche cerca de casa. Y el 25.5% incluso redujo las visitas a familiares o amistades. Estos ajustes no son anecdóticos: son respuestas concretas a entornos que se perciben como frágiles. La seguridad, en muchos casos, ya no se busca en patrullas o cámaras, sino en decisiones cotidianas.

Este fenómeno, que podríamos llamar “prevención silenciosa”, refleja una ciudadanía que no espera a que las condiciones cambien, sino que adapta sus hábitos para reducir exposición. Y aunque esto puede parecer resignación es, igualmente, una muestra de iniciativa propia frente a la inseguridad: elegir cómo y cuándo moverse, qué portar, con quién estar. Es una estrategia de autocuidado que cruza edades, profesiones y territorios.

Para quienes formamos parte de la Campaña Por un Futuro más Seguro este hallazgo es clave. No basta con saber qué delitos ocurren o cuánto cuestan. Debemos entender cómo responde la gente, qué ajustes hace, y cómo podemos acompañar esos cambios con información útil y protocolos replicables. Por eso, aquí van cinco recomendaciones prácticas que pueden ayudar a reforzar esta prevención cotidiana:

Evita rutinas predecibles:
Alterna horarios y rutas, especialmente si caminas o conduces en zonas con poca visibilidad.

Minimiza objetos visibles:
Guarda tus pertenencias en bolsos cerrados y evita mostrar dispositivos o accesorios costosos.

Acompaña a menores en trayectos clave:
Si no es posible, establece puntos seguros de encuentro y comunicación constante.

Identifica zonas de riesgo en tu entorno:
Cajeros, transporte público y calles poco iluminadas son los más mencionados.

Fortalece redes de confianza:
Vecinos, colegas y familiares pueden ser aliados para compartir alertas y acompañarse en momentos críticos.


La ENVIPE 2025 nos recuerda que la seguridad no sólo se mide en cifras, sino en gestos. Cambiar un hábito puede parecer pequeño, pero cuando millones lo hacen, se convierte en una señal colectiva: queremos vivir con menos miedo y más control. Y desde la Campaña Por un Futuro más Seguro, seguiremos documentando, compartiendo y activando esas decisiones que hacen la diferencia.

 

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