Estafas callejeras – Parte Dos

Newsletter - Estafas callejeras

Los estafadores callejeros se encuentran en todas partes del mundo, de hecho, algunos gozan de la vida, viajando por las distintas ciudades y destinos turísticos, donde encuentran a sus víctimas perfectas: generalmente personas ingenuas, inocentes, confiadas o codiciosas, a quienes despojan de diversas formas de su dinero.

Las estafas han evolucionado a lo largo de la historia y existen infinidad de métodos con que los delincuentes han logrado obtener mucho dinero, de manera relativamente fácil y rápida.

Destacan las siguientes:

Servicios esotéricos.
Ofreciendo en plena calle la lectura de la mano, adivinar el futuro, quitar la mala suerte o atraer el amor, los estafadores, principalmente mujeres, con supuestos “dones de clarividencia” exigen el pago, a veces excesivo por sus servicios y, si la persona no accede, la intimidan con amenazas o maldiciones a gritos.

Algunos más audaces ofrecen acudir a las casas de sus víctimas para realizar “limpias” o rituales especiales y narcotizan a las personas durante el ritual y las roban en su propio hogar.

Venta de teléfonos celulares.
Los estafadores abordan a las víctimas afuera de locales comerciales con gran afluencia de gente, y les ofrecen teléfonos inteligentes de alta gama a precios bajos. Entregan a las personas el teléfono en sus manos para que lo revisen y constaten sus condiciones y buen funcionamiento.

El estafador toma el teléfono de nueva cuenta en sus manos y lo guarda dentro de una pequeña bolsa para que no se maltrate y la anuda para que no se salga. Entrega una vez más al cliente el aparato para proceder al cierre de la venta.

En el “estira y afloja” del precio, el estafador le quita de las manos el teléfono al cliente y con un truco de manos, realiza el cambio del teléfono embolsado por una bolsa idéntica que esconde por detrás de su cuerpo y la entrega nuevamente al cliente, quien con un atractivo descuento final que le otorga el estafador, no duda en adquirir el aparato y le entrega el dinero pactado.

La víctima cae en cuenta de la estafa cuando, al abrir la bolsa, se encuentra con un pedazo de cristal grueso que ha sido cortado perfectamente al tamaño del teléfono y cuyo peso es equivalente.

En algunas variantes para robo de celulares, los delincuentes ofrecen afuera de locales de telefonía concurridos, el cambio de pilas, pantallas rotas, o accesorios a precios irresistibles. Cuando la persona entrega el teléfono, fingen entrar al local y simplemente se pierden entre la multitud y huyen del lugar (Observa cómo funcionan este tipo de estafas).

Al cargar gasolina.
Amén de que existen máquinas alteradas para despachar menos combustible y existe el riesgo de clonación de tarjeta al pagar, algunos operadores deshonestos no ponen la bomba en ceros al despachar y simulan equivocaciones al cargar cantidades menores a las solicitadas por el cliente, engañándolo al momento de borrar dichas cantidades y proceder a “completar” la cantidad ordenada en una segunda cuenta.

El cargo, al final, resulta excesivo y es para el cliente, prácticamente imposible reclamar, ya que la primera cuenta -donde ocurre la estafa- es borrada para iniciar la segunda carga. Otros de plano manipulan la máquina a su favor al final de la carga total.

Con frecuencia solicitan abrir el cofre del vehículo para revisar el aceite y anticongelante, al hacerlo emplean una serie de artimañas para vender cargas de productos innecesarios o, incluso, simular simplemente su carga.

En las gasolineras, operan asimismo los famosos “plumilleros” o “huleros”, quienes son tipos que venden los hules o plásticos de los limpiaparabrisas, sin embargo, al momento de revisarlos, ellos mismos los rompen y la persona, si no se da cuenta, muy probablemente accederá al cambio de la pieza rota.

Estos mismos personajes, ofrecen cambiar a sus clientes-víctimas, los hules de las puertas, haciéndoles ver que están dañados y mencionan un precio atractivo por todas las puertas y la cajuela. Si la persona acepta, le piden estacionar el vehículo pues la maniobra demora unos minutos.

Una vez instalados los hules, le cobran un importe total muy por encima de la cantidad acordada, argumentando que el precio de ninguna manera era por el total del vehículo sino por metro lineal. La víctima será presionada a pagar o negociarán un descuento. Ofrecen incluso “ayudar” a la persona aceptando algo como pago en especie. Algunas variables se dan en estacionamientos con el lavado o encerado con productos “especiales” para vehículos. Aprende a cargar gasolina con seguridad.

No caigas en las garras de los estafadores, recuerda que todo aquello que es “demasiado bueno para ser cierto” generalmente no tiene tantas bondades. Mantente alerta ante cualquier ofrecimiento que plantee una oportunidad de ganar dinero fácil o de hacerte de algo a un precio irresistible, no olvides que “lo barato puede salirte muy caro”.

¡Aprende a decir que no!

No permitas que algún proveedor de servicios callejeros acuda a tu domicilio sin antes tener referencia de sus servicios por amigos o conocidos.

¿Conoces alguna otra estafa que quieras compartir con nuestros lectores?, ¿tienes alguna experiencia con este tipo de delincuentes?

No olvides consultar nuestra edición Estafas Callejeras – Parte Uno.

 

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