Instituto para la Seguridad y la Democracia

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¿Por qué prevenir el delito? ¿Por qué apoyar la prevención? ¿Por qué el Instituto para la Seguridad y la Democracia (INSYDE) apoya el Manual de Seguridad para la Prevención del Delito? Antes de contestar, veamos algunos antecedentes.

Durante las dos últimas décadas del siglo XX se gestaron debilidades institucionales y de conflictividad social, que hoy nos colocan en la peor crisis de inseguridad y violencia del México moderno. Han pasado tres décadas y, a pesar de incontables reformas legales e institucionales, del lanzamiento sin fin de estrategias de gobierno, y de un crecimiento inusitado de recursos disponibles para enfrentar la inseguridad, la situación sólo ha empeorado.

Entre 1995 y 2005, oficialmente los delitos permanecieron estables, pero a partir del año 2005 delitos como por ejemplo los homicidios dolosos incrementaron a más del doble de años anteriores. Durante 2010, el Gobierno Federal registró 15,273 homicidios presuntamente vinculados con la delincuencia organizada.

Los datos arriba mencionados se refieren únicamente a la violencia letal, que suele ser la más visible; la otra violencia, la no letal, se visibiliza menos, más no por ello deja de ser dolorosamente brutal. A continuación, un ejemplo de la violencia no letal: cada año, más de 20,000 niños son víctimas de la explotación sexual en nuestro país. Las violencias -letales o no- que padece México, son producto del descuido y debilidad en políticas públicas en materia de prevención del delito.

Mientras que la delincuencia y las violencias avanzan vertiginosamente, la construcción e implementación de políticas públicas de seguridad ciudadana no avanzan al mismo paso. La evidencia más contundente está precisamente en el desconocimiento generalizado del concepto y potencia de la prevención.

Elkin Velásquez del Programa Ciudades Seguras de la ONU – Habitat, dice que la caja de herramientas necesaria para la prevención del delito ya está disponible en Internet; para él, lo que se hace hoy día es experimentar con la aplicación de una medicina que ya fue diseñada. Tal vez, pero lo cierto es que si bien en México se ha hablado insistentemente de la prevención, al menos durante veinte años, apenas se observan esfuerzos tímidos y poco estructurados en la materia. No hay casos de éxito duraderos documentados. El carácter precario de la institucionalidad de la seguridad pública en México, permite todavía encontrar operadores públicos conectados al pasado y, lejanos al consenso de expertos sobre el potencial de la prevención.

El informe Prevención de la Criminalidad y Seguridad Cotidiana: Tendencias y Perspectivas publicado por el Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad (CIPC) es contundente: los países que crecen son aquellos “que adoptan políticas públicas de seguridad en un sentido amplio, que incluyen una sección consagrada a la prevención”.

En 2006 se identificaron 37 países que adoptaron políticas públicas en materia de prevención del delito. En América Latina destacan los casos de Argentina y Chile, éste último por el programa Comuna Segura Compromiso 100, donde la comunidad adquirió la responsabilidad de establecer y ejecutar estrategias locales de acuerdo a sus necesidades. La integración de migrantes, mujeres, y jóvenes a la vida política del país, así como la erradicación de la exclusión social en áreas urbanas son algunas de las políticas públicas adoptadas por Argentina, Brasil, Chile, o Perú en materia de prevención durante los últimos años.

A manera de respuesta a las preguntas planteadas, las políticas públicas de prevención del delito traen consigo beneficios inmediatos a la comunidad. Insyde cree que las buenas ideas, deben cruzar las fronteras, y la prevención es definitivamente una buena idea. El Manual de Seguridad para la Prevención del Delito se suma al proceso germinal y afortunado de vinculación desde México, al impulso global en materia de prevención.

El impulso efectivo para avanzar en la prevención debe venir paralelamente “desde arriba” y “desde abajo”; gobierno y gobernados deben converger en un esfuerzo de coproducción de la seguridad, dando un espacio privilegiado a la prevención.

No hay atajos, pero sí hay lecciones aprendidas y modelos disponibles. Con este Manual de Seguridad, David Lee aporta de una forma práctica y lúdica al paradigma internacional de la prevención. Enhorabuena para todos, y no hay tiempo que perder, ¡a trabajar por la prevención!

 

Ernesto López Portillo Vargas
Director Fundador

Instituto para la Seguridad y la Democracia

Organización fundada en 2003, autónoma y transdisciplinaria, preocupada, entregada y proactiva en el fortalecimiento de la convivencia democrática, por lo que busca generar espacios idóneos para el desarrollo de ideas innovadoras en torno a la seguridad pública y la policía, la justicia penal, los derechos humanos y los medios de comunicación periodísticos.

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El Manual de Seguridad para la Prevención de Delitos, ha sido el portavoz
de diversas personalidades y organizaciones con las cuales ha hecho sinergia esta iniciativa.