El daño también usa corbata, toga o sotana

Newsletter - El daño también usa corbata, toga o sotana

En el teatro de la delincuencia, los actores no siempre portan pasamontañas ni portan armas en la cintura. Algunos visten corbata, portan una bata blanca, se enfundan en togas, llevan sotana… o simplemente un uniforme de trabajo.

En criminología y sociología se han clasificado los delitos según el “cuello”, como metáfora del rol o clase social del delincuente. Esta visión permite reconocer que la violencia y la corrupción no solo se expresan con sangre, sino también con firmas, silencios o sotanas.

¿Qué tipos de “cuellos” existen?

Cuello Azul (Blue-collar crime). Delincuencia común, violenta o callejera.
Ejemplos: robo, asalto, tráfico de drogas, vandalismo.

Cuello Blanco (White-collar crime). Delitos financieros o administrativos cometidos por empresarios, políticos o funcionarios.
Ejemplos: fraude, evasión fiscal, corrupción, lavado de dinero.

Cuello Negro (Black-collar crime). Crimen organizado o sistemático.
Ejemplos: narcotráfico, sicariato, terrorismo, trata de personas.

Cuello Gris (Gray-collar crime). Zonas éticas ambiguas.
Ejemplos: abuso de poder, conflictos de interés, irregularidades legales sin castigo.

Cuello Verde (Green-collar crime). Delitos ambientales.
Ejemplos: vertidos tóxicos, deforestación ilegal, tráfico de especies.

Cuello Dorado (Golden-collar crime). Delitos de élites intocables.
Ejemplos: ejecutivos que cometen delitos sin consecuencias legales.

Cuello Clerical (Clerical crime). Delitos cometidos por integrantes del clero u organizaciones religiosas. Ejemplos: pederastia, encubrimiento de abusos, lavado de dinero con donaciones, manipulación psicológica o económica de feligreses.

Decir que solo los pobres delinquen, es como culpar al cuchillo por todos los asesinatos e ignorar la pluma con la que se firma la impunidad.

Millones de familias mexicanas siguen llorando a sus muertos, mientras algunos sonríen desde la impunidad. Las víctimas no distinguen el cuello de quien les hizo daño; lo único que quieren es justicia.

¿Qué podemos hacer como ciudadanos?

      1. Denuncia sin prejuicios.
        No solo denuncies al ladrón de esquina: denuncia al servidor que se sirve, al juez que favorece, al sacerdote que encubre.

      2. Educa con perspectiva crítica.
        Enseña a tus hijos que no todo lo legal es justo, y que la moral también debe examinar a los poderosos.

      3. Exige transparencia.
        Apoya leyes de acceso a la información y participa en contralorías ciudadanas.

      4. Rompe el silencio institucional.
        Respeta la fe, pero exige justicia cuando haya encubrimiento o abuso.

      5. Cuida lo que consumes.
        Desde productos hasta discursos: no alimentes sistemas o narrativas que normalicen el abuso o el delito.

El delito no siempre viste de negro. A veces porta traje, toga, sotana o bata blanca. No normalices lo que debe indignarte. No calles donde debes actuar.

Difunde este mensaje. Reconocer los cuellos del delito es el primer paso para estrangular la impunidad.

 

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