Equipamiento de seguridad

Empresas seguras para mayor productividad
Manuel Zamudio

“La clave no está solo en elegir el equipo adecuado, sino también en garantizar su uso correcto y su mantenimiento constante.”

Manuel Zamudio

Estudió Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con numerosos diplomados y cursos de capacitación en diversas tecnologías. Presidente de la Asociación Latinoamericana de Seguridad ALAS International (2024-2025). Representante regional de los capítulos de ASIS International en el interior de la República Mexicana.

En su trayectoria de más de tres décadas, ha colaborado en proyectos de video, audio, control de acceso, protección perimetral, termografía, radares, analíticas y ciberseguridad para el sector privado y público, participando en la elaboración de estándares y guías en colaboración con autoridades mexicanas.

Conferencista e instructor en seguridad electrónica. Articulista en revistas especializadas. Reconocido como uno de los 100 más influyentes de la seguridad privada en México por la revista Seguridad en América. Presidente honorario de la Fundación Nacional de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos.

Actualmente, se desempeña como Gerente de una empresa mutinacional, líder en sistemas de videovigilancia con presencia en más de 50 países.

La seguridad es una disciplina compleja y en constante evolución que abarca múltiples áreas, desde protocolos y legislación hasta tecnología e infraestructura. Comprender sus fundamentos permite tomar decisiones informadas y adaptar estrategias según las necesidades específicas de cada entorno.

En los estándares profesionales de seguridad y la mayoría de las guías y manuales especializados, se identifican tres pilares fundamentales:

  1. Protocolos, Procedimientos y Cumplimiento Normativo. El primer pilar se centra en los protocolos, procedimientos y manuales que regulan las operaciones de seguridad, conforme a:
  • Legislaciones locales: Como leyes de protección de datos, normas de protección civil y regulaciones laborales.

  • Normativas internacionales: Por ejemplo, ISO/IEC 27001 para la gestión de seguridad de la información y normas de ciberseguridad.

  • Tratados internacionales: Acuerdos que estandarizan prácticas en seguridad y derechos humanos, como el Convenio de Budapest sobre ciberdelincuencia.


Estos lineamientos establecen el marco jurídico y operativo para implementar medidas de seguridad que sean éticas, legales y efectivas. Su correcta aplicación no solo garantiza el cumplimiento normativo, sino también refuerza la confianza de usuarios, empleados y clientes en los sistemas implementados.

  1. El Factor Humano. El segundo pilar involucra a las personas: sus habilidades, capacidades, funciones y responsabilidades dentro del sistema de seguridad. Esto incluye:
  • Capacitación continua: Entrenamiento en protocolos, uso de tecnología y respuesta ante emergencias.

  • Definición de roles y responsabilidades: Jerarquizar tareas entre operadores, supervisores y administradores.

  • Evaluación de competencias: Asegurar que cada individuo esté calificado para desempeñar sus funciones de manera efectiva.


Las personas son el eje central de cualquier sistema de seguridad. Incluso con las mejores tecnologías, el éxito depende de qué tan bien estén preparadas para interpretar y actuar frente a las amenazas.

  1. Infraestructura y Herramientas Tecnológicas. El tercer pilar abarca la infraestructura y las herramientas que complementan y potencian las capacidades humanas. Incluye:
  • Arquitectura física: Diseño de espacios seguros, control de accesos y áreas protegidas.

  • Tecnologías aplicadas: Sistemas de videovigilancia, controles de acceso, alarmas, sensores y software de gestión.

  • Accesorios y equipamiento: Desde armas, puertas, exclusas, bolardos, plumas, candados y muchos otros dispositivos.


Es importante enfatizar que la tecnología es una herramienta, no una solución definitiva. Su efectividad está condicionada por su integración con los otros pilares y su adaptación a las necesidades específicas del entorno. La seguridad es un campo dinámico que debe adaptarse continuamente a:

  • Nuevos contextos: Cambios en las operaciones o expansiones físicas.

  • Amenazas emergentes: Evolución de tácticas delictivas, ataques cibernéticos o eventos inesperados.

  • Regulaciones actualizadas: Leyes y normativas que reflejan los avances tecnológicos y las demandas sociales.

  • Nuevas necesidades: Expectativas de los usuarios y desarrollo de funciones adicionales.


Por ello, es indispensable mantenerse actualizado no solo en tecnología, sino también en los aspectos legales, operativos y humanos. Una estrategia de seguridad efectiva no es estática; debe evolucionar al ritmo de las circunstancias y requerimientos.

Estas notas solo pretenden ampliar la visión de las personas responsables de elegir las herramientas necesarias para cumplir con los objetivos establecidos según los estándares, manuales o guías necesarias o elegidas.

Esta información puede aplicarse tanto para quien decide mejorar la seguridad en su casa, como en el negocio, la oficina, la fábrica o incluso en la comunidad. No todas las herramientas, por parecidas que sean, están diseñadas para hacer lo mismo, ni de la misma manera, ni bajo todos los escenarios, y siempre hay más de una manera de prevenir un incidente o resolver una situación.

Las cámaras de videovigilancia constituyen un eje central en los sistemas de seguridad, ya que permiten supervisar espacios de manera eficiente. Sin embargo, elegir el dispositivo adecuado requiere considerar varios aspectos técnicos y de contexto:

1. Resoluciones comunes

  • HD (720p): Suficiente para cubrir áreas pequeñas con necesidades básicas de identificación visual.
  • Full HD (1080p): Ofrece mayor resolución para espacios medianos, como oficinas o tiendas.
  • 4K (2160p): Diseñada para capturar detalles minuciosos, adecuada para exteriores amplios o identificación precisa.

Además, las cámaras con sensores múltiples que permiten cubrir ángulos de visión de hasta 180° o 360° y son ideales para evitar puntos ciegos en áreas extensas, utilizar un solo equipo y una infraestructura mínima en intersecciones o esquinas, reduciendo el número de dispositivos necesarios y ahorrando considerablemente en cableado, licenciamiento, etc.

2. Principales factores de forma o tipos de cámara

Tipo caja: Recomendadas para proyectos personalizados; su diseño permite adaptar lentes específicos según las necesidades.

Tipo cubo: Compactas y sencillas, idóneas para interiores en entornos residenciales o comerciales. Suelen ser cámaras multifuncionales, con audio de una o dos vías, entre otras.

Tipo bala: Normalmente utilizadas en exteriores por su diseño resistente y disuasorio, no se sugiere que estén al alcance normal de las personas, ya que podrían ser redireccionadas con relativa facilidad.

Tipo domo: Adecuadas para ubicaciones donde se necesite discreción y protección contra vandalismo. Existen también cámaras de esta apariencia que cuentan con una cara plana, sin protección de una burbuja exterior.


3. Resistencia y certificaciones

Índice de Protección (IP): Clasificación por nivel de protección contra el ingreso de polvo y líquidos (por ejemplo, IP66 para condiciones adversas).

Normas NEMA: Como NEMA 4X, diseñadas para resistir la corrosión en ambientes industriales o costeros.

Índice IK: Mide resistencia al impacto. Ejemplo: IK10, que asegura la recuperación de la forma de la carcasa tras un golpe, aunque no garantiza la funcionalidad del dispositivo ni la integridad de sus sellos.

Al decidir sobre el equipo de videovigilancia, es fundamental considerar funciones adicionales que mejoren la efectividad y adaptabilidad del sistema según las necesidades específicas del entorno. Aspectos como la iluminación infrarroja para monitoreo nocturno, opciones de comunicación de audio, y capacidades de movimiento tanto mecánico como digital son claves para obtener una vigilancia integral y eficiente. A continuación, se detallan estos elementos y su relevancia en la elección del equipo adecuado.

Iluminación infrarroja: Captura imágenes en blanco y negro en ambientes sin luz visible, ideal para monitoreo nocturno.

Audio: Opciones de comunicación unidireccional o bidireccional para mejorar la interacción en áreas monitoreadas.

Movimiento mecánico: las cámaras que permiten movimiento mecánico vertical, horizontal y acercamiento óptico (PTZ, por sus siglas en inglés: Pan, Tilt y Zoom) pueden tener tipo domo o tipo caja, montadas en un motor, ya sea como base (conocidas como “punta de poste”) o colgantes.

Movimiento digital: Son cámaras de mayor resolución y con visión panóptica que permiten segmentar digitalmente el área a capturar y transmitir, simulando movimiento gracias a una función digital que se conoce como “windowing”.

Estas cámaras suelen tener una vista tipo “ojo de pescado”, ya que la imagen se distorsiona por la lente, la imagen y para corregirla visualmente, suelen contar con una función llamada “dewarping”. También es posible realizar la simulación de movimiento en cámaras con múltiples sensores que “unen” las imágenes de los distintos sensores en una sola imagen (a esto se le conoce como “stitching”).

Consideración clave: La elección de las cámaras debe alinearse con el propósito del sistema. Para la disuasión, las cámaras visibles son más efectivas, mientras que las discretas o encubiertas se prefieren en investigaciones o espacios sensibles.

A) Sistemas de Control de Acceso. Estos sistemas son esenciales para gestionar y limitar quién puede ingresar a ciertas áreas, tanto en entornos peatonales como vehiculares.

Características clave:

  • Autenticación multifactorial: Uso de credenciales combinadas (biométricas, códigos, tarjetas) para mayor seguridad.
  • Registro de actividades: Historial detallado de entradas y salidas.
  • Escalabilidad: Posibilidad de integrar nuevos usuarios o áreas sin modificar toda la infraestructura.


Ventajas:

  • Incremento del control sobre el acceso a zonas restringidas.
  • Mejor integración con sistemas como videovigilancia y alarmas.

 

B) Alarmas de Seguridad. Diseñadas para la detección temprana de intrusiones, las alarmas son un componente crítico para la prevención de incidentes.

Características clave

  • Sensores de movimiento y apertura.
  • Integración con dispositivos móviles para notificaciones instantáneas.
  • Sistemas de respaldo energético para evitar interrupciones.


Ventajas

  • Respuesta inmediata ante posibles amenazas.
  • Personalización de alertas para distintas situaciones.


Consideraciones

  • Ubicar sensores estratégicamente para maximizar la cobertura.
  • Realizar mantenimientos periódicos para asegurar su funcionamiento.


C) Sistemas de Audio para Alertas.
Estos sistemas complementan otros dispositivos al permitir la transmisión de mensajes de emergencia o instrucciones en vivo. También pueden utilizarse para comunicar anuncios comerciales e incluso, música de fondo.

Características clave

  • Mensajes pregrabados o en vivo.
  • Compatibilidad con sistemas de seguridad existentes.


Ventajas

  • Comunicación efectiva durante emergencias.
  • Aumento de la percepción de seguridad.


Consideraciones

  • Configuración adecuada según el tipo de emergencia prevista.
  • Monitoreo y prueba regular para garantizar la calidad del sonido.


D) Intercomunicadores de Seguridad.
Proveen comunicación directa entre usuarios y operadores, mejorando la coordinación y el control en puntos clave.

Características clave

  • Audio bidireccional de alta calidad.
  • Integración con cámaras de vigilancia y control de acceso.


Ventajas

  • Mayor control en accesos sensibles.
  • Mejora en la supervisión de áreas remotas.


Consideraciones

  • Ubicar los dispositivos en puntos estratégicos.
  • Realizar mantenimientos para garantizar su operatividad.


Cada tipo de equipo cumple un rol específico dentro de un sistema de seguridad integral. Comprender sus características, ventajas y limitaciones es fundamental para diseñar soluciones efectivas y adaptadas a las necesidades del usuario. Al integrar estos dispositivos de forma estratégica, se pueden alcanzar altos niveles de protección en cualquier entorno.

Seleccionar los equipos de seguridad correctos es un proceso que requiere una evaluación detallada de diversos aspectos técnicos, operativos y legales. Estos factores son esenciales para garantizar que el sistema elegido cumpla con los objetivos establecidos y se adapte a las necesidades específicas del usuario. Además, este análisis contribuye a la eficiencia y sostenibilidad de las soluciones implementadas.

Definir necesidades. El primer paso es identificar claramente las áreas que requieren protección y las amenazas más relevantes. Algunas preguntas clave son:

  • ¿Qué áreas necesitan monitoreo o control? Identificar puntos críticos como entradas, perímetros, zonas comunes, o áreas sensibles.
  • ¿Cuáles son los riesgos principales? Por ejemplo, robos, vandalismo, intrusiones o acceso no autorizado.
  • ¿Qué tipo de información necesitas? Grabaciones en vivo, análisis de video, registros de acceso o datos en vivo.

Una evaluación precisa ayuda a priorizar recursos y seleccionar dispositivos que respondan directamente a las necesidades identificadas.

Compatibilidad. Es requisito asegurarse de que los equipos puedan integrarse con tecnologías existentes y futuras. La compatibilidad reduce costos y facilita la operación de sistemas interconectados. Consideremos:

  • Protocolos estándar: Dispositivos que utilicen estándares como ONVIF para videovigilancia o Wiegand para controles de acceso.
  • Integración con sistemas actuales: Verificar si los nuevos equipos son compatibles con los sistemas ya instalados, como alarmas, sensores o software de gestión.
  • Capacidad de expansión: Optar por dispositivos que permitan integrar nuevas funciones por medio de actualizaciones o agregar módulos sin necesidad de reemplazar todo el sistema.


Escalabilidad.
Un sistema de seguridad escalable es una inversión estratégica, ya que permite adaptarse al crecimiento de las necesidades sin incurrir en costos excesivos. Aspectos clave incluyen:

  • Infraestructura modular: Sistemas que puedan ampliarse fácilmente con dispositivos adicionales.
  • Software actualizable: Plataformas que permitan añadir funcionalidades mediante actualizaciones.
  • Capacidad de almacenamiento: Opciones para expandir el almacenamiento en función del volumen de datos generado.


Ciberseguridad.
En la era digital, la protección contra ciberataques es tan importante como la seguridad física. Los dispositivos deben contar con medidas de protección robustas para evitar vulnerabilidades. Elementos esenciales:

  • Cifrado de datos: Asegura que la información transmitida entre dispositivos esté protegida.
  • Autenticación multifactorial: Mejora el control de acceso a sistemas y dispositivos.
  • Actualizaciones regulares: Mantener el firmware y el software al día reduce el riesgo de explotación de vulnerabilidades conocidas.
  • Monitoreo y alertas: Herramientas que detecten accesos no autorizados o actividades inusuales.


Cumplimiento legal.
El cumplimiento normativo es indispensable para garantizar la legitimidad de las operaciones y evitar sanciones. Aspectos por considerar:

  • Regulaciones locales: Leyes de privacidad, normas de protección de datos personales y requisitos para videovigilancia.
  • Estándares internacionales: Como ISO/IEC 27001, que establece buenas prácticas para la gestión de seguridad de la información.
  • Documentación y registros: Mantener registros claros y accesibles de las actividades de monitoreo y control.


Costo Total de Propiedad (TCO).
Evaluar el costo total de propiedad (TCO) es crucial para entender la inversión real en un sistema de seguridad. Esto incluye:

  • Costos iniciales: Compra de equipos, instalación y configuración.
  • Costos operativos: Energía, mantenimiento, actualizaciones y almacenamiento.
  • Costos a largo plazo: Reemplazo de componentes, ampliaciones y soporte técnico.


Optar por soluciones con un balance adecuado entre costo y funcionalidad ayuda a maximizar el retorno de inversión sin comprometer la calidad o seguridad.

Elegir el equipo de seguridad adecuado implica mucho más que seleccionar el dispositivo más avanzado o popular. Una decisión bien fundamentada considera las necesidades específicas, la compatibilidad, la escalabilidad, la ciberseguridad, el cumplimiento legal y el costo total de propiedad. Al atender estos factores, se garantiza la implementación de sistemas efectivos, sostenibles y alineados con los objetivos de protección establecidos.

La implementación de sistemas de seguridad no solo requiere un enfoque técnico, sino también un compromiso ético y normativo. Para garantizar operaciones responsables y respetuosas con los derechos de las personas, es esencial considerar tanto las leyes locales como los estándares internacionales aplicables.

Cumplimiento Normativo. El cumplimiento de las normativas locales e internacionales es fundamental para asegurar que los sistemas de seguridad se implementen de manera legal y ética. Entre los aspectos más relevantes se encuentran:

  • Leyes de protección de datos personales: Regulaciones que garantizan el manejo adecuado y seguro de la información capturada por los sistemas de seguridad. En México, por ejemplo, se aplican la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP) y otras normativas locales.

  • Normas locales de videovigilancia y privacidad: Establecen los lineamientos para la instalación y uso de cámaras, así como las obligaciones de informar a los individuos cuando están siendo grabados.


Estándares Internacionales.
Los estándares internacionales proporcionan un marco de referencia para garantizar la calidad y seguridad de los sistemas de seguridad. Entre los más destacados se encuentran:

  • ISO/IEC 27001: Establece las mejores prácticas para la gestión de seguridad de la información, asegurando que los datos sensibles estén protegidos contra accesos no autorizados.

  • Normas de ciberseguridad: Incluyen recomendaciones específicas para manejar datos sensibles, proteger redes y mitigar vulnerabilidades en dispositivos IoT.


Ética en el Uso.
El uso responsable de los sistemas de seguridad implica evitar prácticas que puedan infringir la privacidad o los derechos de las personas. Principales consideraciones:

  • Monitoreo responsable: Evitar el uso de sistemas para supervisar áreas donde las personas tienen una expectativa razonable de privacidad, como baños o vestidores.

  • Avisos claros: Informar a los usuarios o visitantes sobre la videovigilancia mediante señales visibles y claras, indicando los propósitos del monitoreo.


La ética y el cumplimiento normativo son pilares fundamentales en la implementación de sistemas de seguridad efectivos y responsables. Al mismo tiempo, garantizar la privacidad y proteger los datos frente a ciberataques son objetivos esenciales que deben integrarse desde el diseño de las soluciones. Adoptar estas prácticas no solo protege los derechos de los usuarios, sino que también refuerza la confianza en la tecnología aplicada a la seguridad.

En un mundo cada vez más conectado, la privacidad y la ciberseguridad son aspectos esenciales de cualquier sistema de seguridad. Las tecnologías avanzadas ofrecen múltiples beneficios, pero también plantean riesgos significativos que deben ser mitigados.

Riesgos Comunes. Los dispositivos IoT y los sistemas de seguridad conectados pueden ser vulnerables a diversos riesgos, entre los que destacan:

  • Accesos no autorizados: Hackeos o intrusiones que permiten visualizar grabaciones en vivo o acceder a datos almacenados.

  • Uso indebido de metadatos: Información generada por sistemas de videovigilancia que podría ser explotada para propósitos no autorizados.

  • Compromiso de datos sensibles: Robo de contraseñas, certificados de seguridad y otra información crítica.


Buenas Prácticas.
Mitigar estos riesgos requiere implementar estrategias de ciberseguridad robustas. Algunas prácticas recomendadas incluyen:

  • Autenticación multifactorial: Utilizar múltiples capas de seguridad para acceder a los sistemas.

  • Actualización regular del firmware: Garantizar que los dispositivos cuenten con las últimas actualizaciones para corregir vulnerabilidades.

  • Cifrado de extremo a extremo: Proteger los datos transmitidos para que no puedan ser interceptados o manipulados.

  • Supervisión proactiva: Implementar herramientas de monitoreo que alerten sobre actividades sospechosas o intentos de intrusión.

Las políticas internas son indispensables para garantizar que los sistemas de seguridad se utilicen de manera eficiente y segura. Estas políticas ayudan a mitigar riesgos y garantizar la operatividad de los sistemas mediante controles adecuados y procedimientos claros.

Políticas de Usuarios. Una política de usuarios bien definida es esencial para mantener la seguridad del sistema. El acceso debe estar limitado a las personas que realmente lo necesitan y gestionado de manera jerárquica:

  • Jerarquización de niveles: Asignar permisos específicos según roles como administradores, supervisores, operadores e invitados.

  • Limitación por tiempo: Implementar accesos temporales para personal externo o por proyectos específicos.

  • Restricción por dispositivos y ubicaciones: Permitir acceso únicamente desde dispositivos autorizados o ubicaciones predeterminadas.


Políticas de Contraseñas.
El manejo adecuado de contraseñas es crucial para prevenir accesos no autorizados:

  • Creación de contraseñas seguras: Usar combinaciones únicas, con caracteres alfanuméricos y símbolos.

  • Rotación periódica: Actualizar contraseñas regularmente, estableciendo un intervalo recomendado según el nivel de riesgo.

  • Supervisión activa: Implementar herramientas para monitorear el uso de contraseñas y detectar actividades sospechosas.


Políticas de Actualización.
Mantener los sistemas actualizados es fundamental para evitar vulnerabilidades y optimizar el rendimiento:

  • Sistemas operativos: Asegurar que los servidores y equipos de soporte estén al día.

  • Firmware de dispositivos: Realizar actualizaciones regulares para corregir errores y mejorar la seguridad.

  • Planificación: Establecer un calendario de mantenimiento que reduzca interrupciones y mantenga la operatividad.

Las arquitecturas híbridas representan un avance significativo en la gestión de datos de seguridad. Al combinar procesamiento en el borde (Edge), almacenamiento en la nube y sistemas locales (On-Premise), estas soluciones ofrecen una flexibilidad y eficiencia sin precedentes, ofreciendo importantes ventajas:

  1. Eficiencia: Reducen la latencia al procesar datos directamente en los dispositivos.

  2. Optimización del ancho de banda: Transmiten solo metadatos en lugar de secuencias de video completas, minimizando el consumo de recursos.

  3. Flexibilidad: Permiten el almacenamiento distribuido, combinando lo mejor de cada enfoque para mayor seguridad y escalabilidad.


El manejo eficiente de video es clave en los sistemas de seguridad modernos. En ese sentido, el codec AV1 se destaca como una tecnología avanzada que optimiza el uso de recursos sin sacrificar la calidad de las imágenes. Sin embargo, los estándares previos de compresión de video, como H.263 y H.264 y sus predecesores, continuarán en la industria por algunos años, pero si se está considerando adquirir nueva tecnología, es recomendable aprovechar las ventajas que estas ofrecen.

Beneficios del Codec AV1

  1. Reducción significativa del uso de ancho de banda: Ideal para entornos donde la conectividad puede ser limitada.

  2. Mejor calidad de imagen con tasas de bits más bajas: Proporciona imágenes claras y detalladas, incluso con recursos restringidos.

  3. Mayor eficiencia en almacenamiento: Disminuye los costos operativos asociados al almacenamiento de datos.

Un sistema de seguridad bien instalado y mantenido asegura su efectividad a largo plazo. Dentro de las mejores prácticas para garantizar una operación óptima y prolongar la vida útil de los dispositivos, existen las siguientes recomendaciones:

  1. Instalación adecuada: Colocar los dispositivos en puntos estratégicos para maximizar su cobertura y eficacia.

  2. Capacitación: Garantizar que los usuarios comprendan cómo operar y mantener los sistemas.

  3. Pruebas periódicas: Realizar simulacros y verificaciones para asegurar el funcionamiento adecuado de los equipos.

  4. Actualizaciones: Mantener los sistemas actualizados para protegerlos contra vulnerabilidades conocidas.

  5. Revisión constante: Evaluar regularmente la claridad de las grabaciones y el desempeño de los sistemas de almacenamiento.


La selección e implementación de sistemas de seguridad es una inversión estratégica que requiere planificación, conocimiento y compromiso con las mejores prácticas. Identificar necesidades específicas, optar por tecnologías escalables y mantener un enfoque en la privacidad, la ciberseguridad y la sostenibilidad permite a los usuarios proteger eficazmente sus activos, hogares o negocios.

La clave no está solo en elegir el equipo adecuado, sino también en garantizar su uso correcto y su mantenimiento constante.

Manual de Seguridad - Emblema

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