En la frontera entre México y Estados Unidos existe una crisis silenciosa: la explotación de personas. No es un fenómeno aislado ni reciente, sino una problemática profundamente arraigada en dinámicas sociales, económicas y estructurales donde quienes sufren las consecuencias —principalmente mujeres, niñas y migrantes— son tratadas como mercancía.
El informe de InSight Crime “Geografía de la explotación en la frontera Estados Unidos-México” analiza cómo esta actividad ilícita adopta diversas formas según la región, aunque siempre con el mismo propósito: el abuso y la coacción.
Según el documento, existen cuatro corredores criminales prioritarios donde se reporta mayor incidencia:
- Tijuana y Mexicali. En esta área, las redes de trata operan como negocios familiares desde hace mucho tiempo, involucrando a distintos miembros (entre padrotes, madrotas, primos y tíos) en la explotación de mujeres dentro de negocios y espacios públicos. “Los grupos locales llevan décadas funcionando con tolerancia social e incluso institucional”.
- Desierto de Sonora (Sonoyta, Altar, Sásabe). Aquí, la línea entre el tráfico de migrantes y la explotación se borra fácilmente. Personas en tránsito, especialmente mujeres que no pueden pagar su cruce, quedan vulnerables ante grupos que les exigen compensaciones abusivas para cruzar la frontera. Reportes indican que estas situaciones ocurren con conocimiento de diversas instancias locales.
- Ciudad Juárez. Reconocida por su historial de violencia de género, esta ciudad alberga redes que operan en establecimientos y zonas específicas. De acuerdo con el informe, “la impunidad imperante permite que muchas redes crezcan bajo la sombra del crimen organizado sin enfrentar consecuencias reales”.
- Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros. En esta región, organizaciones delictivas ejercen control sobre actividades de explotación, ya sea regulando redes independientes o administrando sus propias estructuras. Las víctimas, especialmente migrantes, temen denunciar por represalias o procesos de deportación.
El informe destaca que estas dinámicas no responden a una sola organización, sino a una serie de estructuras que funcionan de manera autónoma, aunque muchas veces con respaldo de grupos de poder.
“La trata se manifiesta como una economía informal —y a veces formal— tolerada por el entorno social y normalizada por la omisión institucional”.
Ante ello, es importante reconocer en primera instancia lo que este delito esconde:
- La falta de información confiable dificulta la comprensión real del problema.
- Muchas personas afectadas no se identifican como víctimas, especialmente si son menores de edad, migrantes o mujeres en situación de precariedad.
- La respuesta institucional es insuficiente, mientras los responsables siguen operando con poca o ninguna repercusión.
Es preciso diferenciar la trata con el tráfico: la primera implica engaño, coerción o violencia para someter a alguien, mientras que el segundo puede ser voluntario, aunque en ciertos casos termina en abuso si las personas quedan en manos de organizaciones delictivas.
¿Cómo enfrentar esta problemática?
- Reconocerla en todas sus formas: no ocurre sólo en ámbitos de violencia de género, pues existe el abuso laboral, doméstico, infantil y digital.
- Mejorar los mecanismos de denuncia con protección efectiva para quienes buscan ayuda.
- Capacitar a cuerpos de seguridad y funcionarios para que diferencien esta actividad de otras y actúen con enfoque de derechos humanos.
- Fortalecer las instancias de procuración de justicia estatales para que investiguen con profesionalismo e independencia.
- Impulsar campañas comunitarias de sensibilización: muchas personas afectadas permanecen cerca de nosotros sin que lo notemos.
La explotación no ocurre en la clandestinidad; sucede a la vista de todos. Mientras no se identifique ni se actúe, seguirá creciendo, sin nadie que la enfrente.
Consulta el informe Geografía de la explotación en la frontera Estados Unidos-México, publicado por InSight Crime. Más allá de conocer el problema, es momento de alzar la voz, generar conciencia y trabajar en soluciones que protejan vidas.