Armas de fuego

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Ante la inseguridad que prevalece de diversas formas en el mundo, existen acalorados debates donde se plasman estereotipos, intereses económicos, ideologías y miedo, respecto de la conveniencia de la posesión y utilización de armas de fuego.

Para algunos, las armas representan un deporte, para otros, una práctica de coleccionismo y, para muchos más, el garante y salvaguarda para su seguridad personal y familiar, de la ley y el orden o, bien, de la integridad territorial.

Todos desde su perspectiva tienen razón, sin embargo, es un hecho en la realidad que la fácil posesión y número de armas favorece la comisión de acciones que entrañan graves riesgos e incrementan la posibilidad de generar daños, incluso con fatales consecuencias, a otras personas y a uno mismo.

Diversos estudios señalan que el tener un arma de fuego en el hogar aumenta el riesgo, en general, de que algún miembro de la familia sea asesinado en un 40% y, en el caso de las mujeres en concreto, este riesgo prácticamente se triplica.


La disponibilidad de armas de fuego hace mucho más probable su uso y, por ende, el que una posible agresión tenga consecuencias mortales o, de menos, muy graves.

Además de las miles de personas que pierden la vida por armas de fuego accionadas de manera intencional en su contra, existen muchas otras que son lesionadas, e incluso muertas, por armas que de forma accidental se dispararon.

Si bien es cierto que existe en el país una regulación para la venta, adquisición, registro, portación y uso de armas de fuego, a través de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, resulta, asimismo cierto, que existe un amplio mercado negro que provee de armas a personas, mayormente malintencionadas, que pone en riesgo la seguridad personal, e incluso nacional, de los mexicanos.

Es preciso reconocer que la ciudadanía, en términos generales, no cuenta con la cultura necesaria, ni con la capacitación suficiente respecto del uso, manejo y mantenimiento de las armas de fuego.

La gente se pregunta si es bueno, o no, contar con un arma de fuego en casa. Los expertos coinciden en que la respuesta depende del análisis de varios factores:

      • La legalidad de poseerla.
      • El conocimiento y entrenamiento constante de su uso y manejo.
      • La responsabilidad de cuándo y contra quién operarla en una situación de vida o muerte.
      • La capacidad de mantenerla alejada de los niños y de gente que no tiene por qué tener acceso a ella.


Si eres de los que está en el dilema de adquirir un arma de fuego, considera que tal vez sea mejor invertir en otros dispositivos y sistemas de seguridad, amén de impulsar la cultura de prevención con tus familiares, mediante lecturas, cursos y talleres de seguridad, antes de adquirir un arma que pueda constituir un peligro latente dentro de tu hogar.

 

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