Detectar señales como prevención

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Cuando pensamos en un criminal, solemos imaginar a alguien violento o desesperado, actuando por impulso. Pero David Canter, pionero de la psicología investigativa en el Reino Unido, demostró que muchos de ellos piensan, planean, evalúan y actúan con patrones detectables. No actúan al azar. Comprender sus decisiones, lejos de justificarlas, nos ayuda a anticiparlas. Y esa es la clave de una verdadera prevención.

Esta persona no juega a los dados. Juega ajedrez. Cada acción suya es una jugada calculada en un tablero que nosotros, muchas veces, no alcanzamos a ver. Pero Canter nos enseñó a leer ese tablero: los patrones de comportamiento, los movimientos repetidos, la lógica de los agresores.

Si queremos protegernos, no basta con reforzar la puerta: debemos leer la jugada antes de que ocurra.

Canter analizó cientos de casos de delitos. No se centró en lo que hicieron los criminales, sino en cómo lo hicieron. Encontró que dejan pistas en su forma de actuar:

      • Algunos se acercan a sus objetivos con confianza.
      • Otros atacan en rutas que conocen bien.
      • Eligen lugares donde se sienten seguros.
      • Repiten ciertos horarios o estilos de ataque.


Todo eso es información. Todo eso se puede mapear.

Observa. Comprende. Previene. Porque la mente del delincuente puede ser nuestra mejor fuente de defensa.

Este enfoque se conoce como Investigative Psychology: una forma científica de leer la mente del delincuente a partir de su comportamiento. Lo importante no es qué piensa, sino cómo su forma de actuar refleja su forma de pensar.

Cinco recomendaciones inspiradas en Canter:

      1. Mapea los lugares donde te sientes más vulnerable
        Así como un delincuente elige zonas de oportunidad, tú puedes identificar tus zonas de riesgo: rutas poco iluminadas, cajeros solitarios, horarios sin acompañamiento.

      2. Observa comportamientos repetidos
        ¿Observas un vehículo que pasa varias veces? ¿Una persona que no compra pero entra y sale? Canter diría: ahí se tiene un patrón. El perpetrador suele ensayar antes de actuar.

      3. Nunca pienses que “eso solo le pasa a otros”
        Este tipo de personas no buscan objetivos ideales, sino alguien que sea considerado posible. La mejor defensa es no parecer una oportunidad.

      4. Despersonaliza tu reacción: analiza como investigador, no como víctima
        En lugar de pensar “qué miedo”, piensa: “¿por qué eligió ese lugar?”, “¿cómo se movió?”, “¿qué intentó hacer?”. Eso transforma el miedo en estrategia.

      5. Activa el radar social en tu comunidad
        Así como un agresor necesita anonimato, la seguridad necesita observación compartida. Los ojos de todos son el peor enemigo para estas personas y nuestra mejor defensa en cuestiones de prevención.


Muchos protocolos de seguridad se limitan a reaccionar después del delito. Pero Canter nos recuerda que la prevención real está en el análisis previo: no basta con tener un guardia o una alarma si no entendemos los patrones que preceden la comisión de un delito. La seguridad no es un check list: es una lectura activa del entorno, como lo haría un buen investigador.

Hoy te invitamos a pensar como David Canter:
Ponerte en los zapatos del que observa, no para justificarlo, sino para prevenirlo. Observa tu entorno con mirada analítica. Ve más allá de lo que pasa y pregúntate por qué pasa. Porque cuando aprendemos a leer el tablero del crimen, dejamos de ser peones y comenzamos a jugar como reyes.

 

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