Los adultos mayores crecieron y vivieron en una época en la que las cosas eran muy distintas: los negocios solían cerrarse con un apretón de manos, la gente no demoraba revisando a detalle los contratos y confiaba rápidamente en las demás personas.
Infinidad de ellos continúan hoy con esas costumbres, sin embargo, las cosas han cambiado drásticamente y existen delincuentes al acecho de personas de la tercera edad para robarlas, defraudarlas o despojarlas, pues les representan blancos fáciles, débiles y eventualmente muy lucrativos.
En muchas ocasiones, quizá el daño no resulte muy severo en términos económicos, pero el impacto suele acarrear, a las víctimas, altos niveles de estrés, depresión o escenarios de paranoia y miedo, que pueden detonar un problema de salud y, en casos extremos, llevar a la persona a la muerte misma.
Por este motivo, es preciso tomar una serie de medidas de seguridad en torno a los adultos mayores con el fin de prevenirles y evitar este tipo de situaciones.
Equipamento.
- Identificación.
Proporcionar a la persona una placa o medalla de seguridad metálica, con sus datos grabados: nombre, tipo de sangre, padecimientos, alergias, así como teléfono de contacto y correo electrónico de un familiar, muy útil para evitar que la persona se extravíe o para casos de emergencia. - Alarma personal.
Dotar al adulto mayor con un mecanismo portátil de alerta vecinal, familiar o de emergencias médicas, que le será muy útil, asimismo, para casos de maltrato o violencia; éste puede ser un dispositivo profesional digital con servicio bajo contrato, una alarma portátil o incluso un simple silbato. - Teléfono móvil.
Con servicio pre pagado y con los números telefónicos de emergencia y de familiares registrados en las teclas de marcación rápida.
- Identificación.
Prevención.
Alertar al adulto mayor respecto de los modus operandi delictivos callejeros y extorsivos vía telefónica, haciendo énfasis en la existencia de falsos prestadores de servicios, vendedores, encuestadores, trabajadores sociales, evangelizadores o asesores legales testamentarios, que puedan presentarse en su hogar.
Sensibilizarlos para que eviten salir solos a la calle o acudir a las sucursales bancarias a retirar efectivo y educarlos respecto de las nuevas formas de banca en línea, así como de disposición de dinero en áreas de caja en centros comerciales, preferentemente sobre los cajeros automáticos.
Motivarles y asistirles para resguardar sus valores en cajas de seguridad.
Hábitos.
Resulta fundamental establecer una estrategia de comunicación familiar diaria y un diálogo y contacto constante con los adultos mayores, que sirva para monitorear y supervisar sus actividades, permitiendo detectar cualquier situación sospechosa o de riesgo en torno a ellos. Es importante que se abstengan de firmar contratos sin la revisión y autorización por parte de familiares o amigos de confianza.
Motivarlos para que se involucren en programas de seguridad vecinal y habituarlos para que acudan a realizar sus compras, cobros de pensión u obtención de medicamentos, en compañía de personas de confianza y responsables.
Si la persona vive en un lugar de cuidados geriátricos o un asilo de personas de la tercera edad, es importante prevenirlos respecto de personas malintencionadas que puedan, mediante ingeniería social, abordarlos y entablar conversación con ellos con el fin de obtener información de sus familiares.
Para complementar estas recomendaciones, te sugerimos consultar el Capítulo de Seguridad para Adultos Mayores del Manual de Seguridad, así como leer la interesante entrevista realizada a Rubén Contreras Collignon, un experto de seguridad con gran experiencia, que propone un interesante modelo de seguridad vecinal llevado a cabo por adultos mayores.